Abril tiene veinte años y su vida es bastante maravillosa: estudia medicina para convertirse en pediatra, como su papá; está de novia con su amor del secundario y sueña con casarse y formar la familia perfecta; tiene muchos amigos; una familia que la banca, todo es como debe ser.
Hasta que un día, una pieza de su rompecabezas se rompe y la imagen perfecta que ella tenía de su vida se desmorona estrepitosamente. Su novio decide que ya no quiere seguir con ella y Abril cae en una profunda crisis y tristeza que no logra superar. De pronto, nada tiene sentido.
En un intento por escapar de su realidad que tanto la hiere, Abril decide pasar el verano en la antigua casa de campo de la abuela de su amiga Marina, donde pasó tantos veranos de felicidad. Pero allí también las cosas se desmoronan: una obra de remodelación y su arquitecto la sacarán de la paz y el letargo y le moverán el piso (literal y simbólicamente).
Allí descubrirá un diario del bisabuelo de su amiga, un famoso escritor muerto ya hace décadas y la búsqueda personal mutará a una intensa investigación donde la clave no será tener todas las respuestas sino tener la valentía para hacerse todas las preguntas.